¿Qué cantidad de carne deberíamos comer para considerarla un consumo correcto?
¡Bueno, menudo tema voy a tocar!
El consumo de carne se ha convertido en un tema muy, pero que muy guerrero.
Yo os tengo que decir que no soy muy carnívora, pero sí que como carne de vez en cuando. Mi lema es: comer poca cantidad, pero de buena calidad, y con eso yo estoy absolutamente convencida de que tenemos suficiente y no tenemos la necesidad de eliminarla de nuestra dieta.
Todo esto viene porque en 2015, la Organización Mundial de la Salud montó un gran revuelo al decir que la carne roja y las carnes procesadas tenían una relación muy cercana o casi directa con el cáncer de colon.
Esto llevo a muchísima gente a eliminar radicalmente la carne de su dieta diaria, de la que posiblemente hacía un consumo excesivo. Es mejor huir siempre de los extremos (“o me la como toda, o no como nada”), pero claro, hay que valorar también que el comer carne tiene muchos beneficios para la salud, cosa que la OMS no tardó en decir.
Todo esto nos lleva a que no debemos demonizar ningún alimento en concreto, y más si tenemos en cuenta que la carne roja también tiene beneficios nutricionales.
¿Qué hacemos entonces?
Pues lo mejor es seguir un patrón saludable, y eso se consigue introduciendo en nuestra dieta decisiones saludables.
Qué bien quedan estas frases, ¿verdad?
Bueno, pues ahora os lo explico: la carne es una buena fuente de proteínas de alto valor biológico, sobre todo vitamina B y B12, que son esenciales y sólo las conseguimos de los alimentos de origen animal. Nos ayudan a evitar la fatiga y a facilitar nuestra recuperación después de los esfuerzos. Por tanto, no debemos dejar de consumir carne, pero eso sí, controlando las cantidades.
Siempre en poca cantidad, haciendo que nuestro plato no sea principalmente de carne, sino que sea principalmente de verduras y que una cuarta parte del plato sea la carne.
Y dos recomendaciones finales: tomar pocas carnes procesadas (o mejor ninguna), y controlar siempre los tipos de cocción.