Una encuesta sobre consumo alimenticio llevada a cabo durante la etapa de confinamiento por la pandemia del COVID19 nos ha dejado algunos datos que vale la pena destacar. Así, un 30% de los adolescentes de entre 15 y 18 años ha consumido una mayor cantidad de frutas, verduras y legumbres durante el confinamiento. Además, muchos se han estrenado en la cocina haciendo platos como tortillas de patatas, postres, arroces y pastas con recetas de elaboración media-baja.
EFE/Andrés Cristaldo
Pero si debemos alegrarnos por el aumento en el consumo de verduras o frutas, no podemos hacerlo por el incremento en un 50% del de dulces y snacks.
Un 40% de los jóvenes ha mejorado su hidratación y ha bebido más agua, mientras que los padres no han manifestado cambios significativos en este sentido. Y un 22% de los adultos reconoce que ha bebido más vino, mientras que un 16% más cerveza; un 20% ha tomado más café, y un 35% más chocolate.
Padres y madres han seguido encargándose de la planificación de los menús, ocupándose de las comidas principales e invirtiendo en ello más tiempo que antes.
Tanto entre los adultos como entre los adolescentes, 1 de cada 10 ha ganado entre 1 y 2 kilos de peso. El 44% ha engordado de 1 a 4 kilos, mientras que un 30% de los adolescentes ha adelgazado.
Todo esto sigue siendo un indicador a valorar tanto para nuestra manera de comer como para nuestra actitud ante la comida.
En situaciones de estrés, ansiedad, confinamiento o falta de movilidad podemos observar que nuestra capacidad para mantener hábitos saludables disminuye, y no prestamos demasiada atención a nuestra alimentación.
Sí que me hace feliz, ver que los adolescentes han comido más frutas y verduras, pero lo que me gustaría más aún es que esto perdurara en el tiempo. Que este confinamiento nos haya abierto los ojos a nuevas formas de cocinar más sanas, a probar otros sabores y nuevos productos más saludables.
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