¿No tenéis la sensación de que conforme nos vamos acercando a nuestras vacaciones, cada vez las necesitamos más?
A mí, particularmente, es una de esas cosas que me ocurre todos los años, tengo la sensación de que no llegan nunca y de que cada vez me siento más cansada, pero es absolutamente normal: nuestro cuerpo necesita un descanso y lo reclama a gritos.
Bueno, pues por fin están aquí, hablo por mí, ya que hay personas que ya las han disfrutado o están en ello. Posiblemente, si pudiera elegir fecha para hacerlas no las haría en agosto, pero no me queda otro remedio, ya que me lo marcan los pacientes (¿quién se viene a poner en orden o a controlar su peso en agosto?) y el poder coincidir con mi marido.
Por eso he querido dedicar este blog a este período imprescindible de descanso y de recarga energética que nuestro cuerpo reclama.
Cada uno hacemos nuestro tipo de vacaciones preferido, pero todos intentamos liberarnos durante unos días de problemas, horarios, ataduras y estrés en general.
El verano lo permite todo, salir hasta horas intempestivas, levantarnos sin horarios, pasarnos horas sin hacer nada o, por el contrario, haciendo aquello que no podemos hacer durante el resto del año: caminatas, largas horas de playa, visitas a ciudades diferentes, o incluso practicar algún deporte.
Todo eso está bien, son vacaciones, y cada uno debe elegir lo que le apetece hacer, anarquía total respecto a nuestro día a día laboral. Debemos dejarnos llevar por esos momentos y disfrutarlo a tope, pero eso sí, ojito con los excesos, pues si son muchos, luego se pagan al regresar a nuestra vida normal.
Por eso, mi recomendación será la de siempre: “Todo en su justa medida”
Disfrutad de vuestras vacaciones, de ese descanso bien merecido y recordad que a la vuelta me seguiréis teniendo día a día como vuestra “voz de la conciencia”, intentando transmitir conceptos, recomendaciones y curiosidades ¡bien pero que bien saludables!
¡¡¡¡Buenas Vacaciones!!!!
¡…y cuidado con la ociosidad, que es la madre de todos los vicios!
