Sobre esta cuestión se habla mucho actualmente, y creo que es un tema muy interesante, por eso voy a intentar hacer un breve esquema.
Lo primero que quiero deciros es que, según el color de un alimento, éste tendrá diferentes propiedades para nuestra salud.
Si es rojo, será rico en antioxidantes, sobre todo licopeno y antocianinas. Los alimentos rojos nos ayudan a retrasar el proceso de envejecimiento, protegen el corazón y contribuyen a mantener la memoria.
Pensad en los que conocemos de color rojo: remolacha, tomate, cerezas….
Si es verde, nos ayudará a depurar el organismo, con una gran riqueza en luteína, potasio, vitamina C y K, así como en ácido fólico (imprescindible para la buena formación del feto en caso de embarazo).
Los que más conocemos son las verduras de hoja verde, tales como la col, las acelgas, las espinacas, el brócoli, el pimiento, la lechuga, etc.
Los que son de color amarillo contienen grandes cantidades de beta carotenos (que necesitamos para formar dentro de nuestro organismo la vitamina A) y que son indispensables para tener una piel perfecta.
¿Cuáles nos vienen a la mente? el maíz, los pimientos amarillos, las ciruelas amarillas….
Color anaranjado: la composición de los alimentos de este color incluye grandes cantidades de vitamina A. Protegen la salud visual y refuerzan las defensas, además de ayudar a prevenir el estreñimiento y a controlar el apetito.
Por ejemplo: la calabaza, las zanahorias, la naranja, la mandarina, etc.
Y, finalmente, están los de color morado. Las frutas y hortalizas moradas presentan cantidades importantes de antocianinas, sustancias con gran poder antioxidante que combaten el envejecimiento, previenen la aparición de ciertos tipos de cáncer y ayudan a relajar el sistema nervioso.
Y de este color encontramos también muchos alimentos, tales como las uvas, los arándanos, las moras o la col lombarda.
No es tan difícil hacer un surtido de colores en nuestras comidas y así recargarnos nuestro organismo de las excelentes propiedades que nos proporcionan.