Si estás proponiéndote hacer una dieta para adelgazar, además de voluntad existen una serie de estrategias en tu mesa que te podrán ayudar.
Pues bien, lo primero será una vajilla adecuada: los platos, de tamaño moderado, para tener la sensación de mayor cantidad (nada de boles, sin control de tamaño ni ración); y, eso sí, los vasos de agua, bien grandes.
Otra de las cosas a tener en cuenta es servirte el plato en la cocina y salir ya a la mesa con tu cantidad servida. Nada de fuentes delante, ya que si la ves, te incita a repetir.
Los aliños, por supuesto saludables. Siempre mejor aceite de oliva que salsas tipo mahonesa, y mejor tenerlos ya servidos en tu plato. No debemos tener las salseras ni las aceiteras a la vista.
El pan, la porción que tomes, y punto. Nada de paneras con suculentos panes a la vista. Y, según el tipo de comida que sea, sin pan.
También es bueno tener siempre un vegetal crudo para poder picar en el centro de la mesa, ya que es un picoteo saciante y sano.
Evidentemente, jamás el salero en la mesa, ya que la sal hace que los alimentos sean más apetecibles y comamos más cantidad.
Haz que tu plato sea bonito, que tenga una buena presentación, sin excesos en las cantidades. Si tu plato queda bonito, aumentará tu grado de saciedad.
Es mucho mejor que el grado de cocción sea siempre al dente, ya que así masticarás más y te saciarás antes.
Al terminar, es muy sano tomar una infusión o un café, ya que es agua caliente que nos terminará de dar ese punto de saciedad para levantarnos de la mesa de lo más satisfechos.
Y, como punto final, y no me canso de repetirlo, que tu ambiente a la hora de comer sea lo más relajado posible: evitar ruidos, luces intensas, conversaciones tensas… Todo esto nos puede ayudar a calmar la ansiedad y, con ello, la sensación de apetito.
¡Hay que ponerlo en práctica, sí o sí!!!
Jul
17