Esta pregunta se la hace un montón de personas cada día, sin ser conscientes de que lo principal para adelgazar es tener mucha fuerza de voluntad para perder los kilos de más y no volverlos a recuperar.
Vivimos en una cultura de sobrealimentación, las opciones sanas no las tenemos fáciles y además no les prestamos atención, sino todo lo contrario. Lo que más vemos y tenemos más fácilmente a nuestro alcance son alimentos procesados, bollería, refrescos, etc. Además, todos en raciones inmensas, paquetes XXL, botellas de 2 litros. Hasta en el cine hay cubos (¡sí, cubos!) de palomitas.
Todos estos tipos de comidas contienen una sobredosis energética porque llevan añadidos grasa, azúcares y sal. Y, además, se venden con ofertas muy baratas.
Yo tengo la costumbre de observar, en las colas de las cajas de los súpers, los carritos de la gente que tengo delante. ¡Y me horrorizo! Sobre todo, si son mamás o papás que van con niños.
Así pues, parémonos a reflexionar: ¿Cómo estamos educando a nivel alimentario?
Pues a pesar de todo esto, hay mucha gente que te dice que sí, que conoce la dieta mediterránea, y que la sigue, pero la realidad nos demuestra que esto no es así, porque las generaciones actuales han incorporado a la dieta mediterránea un exceso de alimentos procesados y de carne roja.
Con esto no quiero decir que debamos ser vegetarianos ni macrobióticos, pero sí que deberíamos comer más vegetales, fruta, legumbres o frutos secos en lugar de tanto alimento procesado.
Tendríamos que ser capaces de hacer fáciles las opciones más sanas, elegir bien nuestra comida, nuestros alimentos, tomar aceite de oliva y evitar las grasas de los procesados.
Esta debería ser una cuestión de salud pública, para ayudar a construir una sociedad más sana.
Debemos ser capaces de mejorar nuestras costumbres.