El pan es un alimento muy común en la cultura española y mediterránea, y casi siempre es un componente habitual en nuestra dieta como acompañamiento de la comida, o como componente principal en el caso de los bocadillos. Pero a pesar de las recomendaciones habituales que nos dicen que debemos tomarlo varias veces al día, hay estudios recientes que asocian el consumo de pan blanco con un mayor peso y con una peor salud.
Ante esto, nos entran todas las dudas y por eso voy a tratar de explicar el porqué de estas afirmaciones.
Pues bien, el pan blanco nos aporta principalmente energía, y precisamente eso es lo que nos sobra. Las tres cuartas partes del pan son almidón, a lo que hay que añadir una cantidad significativa de azúcar, y esto es lo que nos produce una carga energética alta.
Esto nos lleva a que, nutricionalmente, el pan blanco, no es que sea precisamente una maravilla, y sin embargo es el que más consumimos los españoles.
Además, se ha comprobado que es uno de los alimentos que, por su composición, nos puede provocar adicción, intensas ansias por comerlo e incluso nos puede llevar a una ingesta compulsiva.
Todos hemos sido testigos en alguna mesa, de que había una persona que “atacaba” su pan antes de empezar una comida y seguía con el de su vecino sin ni siquiera ser consciente.
Todo esto nos lleva a recomendar que reduzcamos la ingesta de pan blanco. Tal vez deberíamos pasarnos al consumo de panes de harina integral o, simplemente, disminuir la cantidad que tomamos.
Y, si hablamos de los bocadillos, imaginaros: normalmente van rellenos de fiambre, que no es que sea lo más saludable (carnes procesadas) ni aporten beneficios a nuestra salud, sino más bien todo lo contrario, siempre van a ir asociados a más peso corporal.
Resumiendo: que cada uno decida lo que quiere hacer, pero si os tengo que dar mi opinión, en mis dietas el pan está pautado sólo en el desayuno y el resto de las comidas se hacen sin pan
