Voy a tratar de explicarlo, lo más claro posible: el revestimiento del estómago, o mucosa, tiene glándulas que producen ácido estomacal y otros compuestos importantes. Uno de ellos es una enzima llamada pepsina. Mientras que tu ácido del estómago descompone los alimentos y lo protege de las infecciones, la pepsina descompone las proteínas. Pero este ácido es lo suficientemente fuerte como para dañarlo en determinadas circunstancias y, por eso, el revestimiento de nuestro estómago secreta moco para protegerlo.
Una gastritis crónica se produce cuando el revestimiento del estómago se inflama. Las bacterias, el consumo excesivo de alcohol, ciertos medicamentos, el estrés crónico u otros problemas de nuestro sistema inmunológico pueden provocar esa inflamación. Entonces es cuando el revestimiento del estómago cambia y pierde algunas de sus células protectoras. Debido a que esto puede producirse durante un largo período de tiempo, puede llegar a causar metaplasia o displasia. Estos son cambios no demasiado positivos en nuestras células, que deben ser tratados antes de llegar a un deterioro maligno.
Existen varios tipos de gastritis crónica, y pueden tener diferentes causas:
• La de tipo A es causada por el sistema inmune, que destruye las células del estómago. Puede aumentar el riesgo de deficiencias vitamínicas, provocar anemia e incluso puede llegar a degenerar en cáncer.
• La de tipo B es la más común, es la causada por la bacteria helicobacter pylori y puede causar úlceras estomacales, úlceras intestinales y, a largo plazo, también cáncer.• La de tipo C es causada por irritantes químicos como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), el alcohol o la bilis. Y también puede causar erosiones y hemorragias en el revestimiento del estómago.
La gastritis crónica no siempre produce síntomas. Pero sí se puede manifestar con:
• dolor abdominal superior
• indigestión
• hinchazón
• náuseas
• vómitos
• eructos
• pérdida de apetito
• pérdida de peso
• El riesgo de padecerla aumenta si tu estilo de vida y tus hábitos dietéticos no son demasiado saludables y activan los cambios en el revestimiento del estómago, como llevar una dieta alta en grasas, sal, alcohol, o bien fumar o llevar un ritmo de vida estresante.
Ene
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