¿Quieres perder peso?
¡Pues simplemente con un poco de sentido común y de sensatez, así de fácil!
Si estás en el supermercado, a punto de llenar un carro de la compra, mis recomendaciones más básicas serán:
1. No compres porquerías. Con la comida basura ocurre lo mismo que con el trabajo, es adictiva. Si no la tienes a tu disposición, no caerás en la tentación. Cuanto menos comida basura compres, menos consumirás, y poco a poco conseguirás perder la apetencia por ella. La fórmula esta clarísima: menos consumo = menos me apetece.
2. Estudia los colores chillones en las estanterías del supermercado. Verás que, si son colores muy brillantes, ¡atención!: posiblemente el contenido del paquete sea nefasto a nivel de salud. ¡Esto es cosa del marketing!
3. Huye de los alimentos envasados, platos preparados con fotos que nos producen salivera. Piensa por un momento ¿Cómo puede ser que la fecha de caducidad sea el infinito?, pues porque llevan añadidos, cantidad de conservantes, colorantes y potenciadores del sabor. ¡Vamos, de lo más naturales!
4. Usa la regla de los “cinco ingredientes”. Mira las etiquetas posteriores, y si la lista de ingredientes es larga o larguísima, desconfía y déjalo otra vez en la estantería. Quédate solo con aquellos que posean como máximo cinco ingredientes, serán más naturales.
5. Si te tira mucho la sal, una manera de evitarla es redescubriendo las especias, que nos aportan un montón de sabores novedosos, y eso le encanta a nuestro cerebro. Dale a tu cerebro lo que más le gusta, pero no sal.
6. Compra productos frescos. La felicidad la debemos encontrar en una preciosa estantería de fruta y verdura lo más variada posible.
Si, además de hacer todo esto, vas apuntando en la lista el precio de todo lo que antes comprabas y ahora has dejado de comprar, tendrás al final no solo un plan de salud, sino también un plan de ahorro importante.
Moraleja: “La comida basura no sólo nos arruina la salud, sino que también nos vacía el bolsillo”.