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Abr 18

“Comfort food”: Cómo los sentimientos manipulan nuestro apetito

Sabemos que los sentimientos pueden llevar a una persona a la locura, lo que podríamos llamar “mal de amores”.

Hemos visto en las películas, el teatro o la literatura, al atormentado por amor, y vemos que, muchas veces, una forma clásica utilizada en la ficción para recuperarse del desamor es comiendo, y sobre todo chocolate, helado, o dulces. Por esta razón se les llama “comfort food”, que viene a significar que son una serie de alimentos que giran en torno al sentimiento.

Y deberíamos preguntarnos: ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Qué es lo que nos lleva a esa ansia desenfrenada por un helado, chocolate, o también patatas fritas o palomitas?

Pues bien, el motivo es que esa mezcla de carbohidratos y grasas nos desencadena una liberación automática de la hormona de la recompensa, la dopamina. Y eso es debido a que estos alimentos distraen nuestra atención por motivos sensoriales (de paladar) y nos proporcionan un estado de alivio, lo que nos motiva a buscar en la comida consuelo para situaciones de “emergencia”.

Por supuesto que todo esto depende siempre del tipo de persona que seamos. No todos somos iguales, y de hecho se ha descubierto que las personas que más confían en las relaciones sociales, normalmente son las que más necesitan este tipo de consuelo. Incluso sólo con oler una comida que les recuerda algo agradable, ya se sienten reconfortadas.

Lo único que necesitamos cuando nos encontramos en este estado de ánimo no es la comida, sino que es atención, apoyo anímico, o simplemente una sonrisa.

Sin embargo, si abusamos de la comida podemos originar un efecto de habituación, y tanto utilizar los alimentos para aliviar sentimientos puede ocasionarnos, en lugar de una sensación de bienestar, un hábito.

Como conclusión, os diría que la comida “consuelo” no nos hace pasar de la tensión emocional a una paz interior. Esto es un mito, la comida no tiene propiedades mágicas.

Sí es cierto que las emociones influyen en nuestro juicio, pero si hemos perdido el control sobre nuestros hábitos alimenticios, a lo mejor es que necesitamos un poco de ayuda terapéutica.

¡Sin recurrir al chocolate podemos volver a sentirnos bien emocionalmente, y además también lo notará nuestra figura!

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