Como una pequeña curiosidad, os puedo decir que nuestras células poseen una especie de “relojes moleculares” que reconocen las frutas y las verduras de cada estación, o sea de la temporada, y adaptan su metabolismo para poderlas digerir.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que si tomamos frutas y verduras que no son propiamente de la estación en la que estamos, estas células se desajustan y esto nos puede dar algún que otro problema, como el aumento de peso corporal.
A esta conclusión llegó un estudio realizado por The Journal of Nutritional Biochemistry, dirigido por Roger Mariné-Casado.
El estudio consistió en lo siguiente:
Por una parte, alimentaron durante el invierno a una serie de ratones de laboratorio con cerezas, y vieron que su metabolismo empezaba a almacenar energía en forma de grasa, lo que quiere decir que engordaron.
Mientras, otro grupo de ratones fue alimentado con naranjas, fruta de temporada de invierno, y se pudo observar que estos no engordaron porque no almacenaban la misma cantidad de energía en forma de grasa que los que habían comido cerezas, sino una cantidad mucho menor.
Este experimento implicaba que, al consumir las frutas fuera de la estación que corresponde, aumentaba el riesgo de sobrepeso y obesidad.
Por eso, debéis recordar mi consejo más habitual: “La fruta y la verdura, de temporada”.
Una de las principales razones es que tanto la fruta como la verdura se recogen cuando están en su punto de maduración idóneo y llegan rápido a los puntos de venta. Por lo tanto, las tomaremos más frescas y, posiblemente, con una mejor calidad de nutrientes que las que tardan en llegar o están cosechadas sin madurar por la distancia que deben recorrer antes de ser consumidos.
Conclusión: Siempre es mejor consumir la fruta y la verdura de temporada. Y, si además pueden ser de cercanía, muchísimo mejor. Le estaremos haciendo un gran favor a nuestro organismo y, posiblemente, a nuestro peso.
Feb
01