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Está demostrado que consumir fruta nos protege frente a enfermedades crónicas y el cáncer.
La recomendación es consumir al menos cinco raciones de fruta y verdura al día, incluso alguna más. Pero esto hoy no es demasiado fácil conseguirlo en los niños, porque les cuesta comer fruta fresca. Y esta razón ha hecho que aparezcan los zumos, y que éstos sean considerados como saludables.
Pero, ¿realmente lo son?
Aquí tenemos que hacer dos grupos respecto a la repercusión que pueden tener en la salud:
- Zumos no 100% fruta: se elaboran a partir de concentrados, néctares, o zumo con leche. Son considerados “bebidas azucaradas”, pues tienen tantas calorías como los refrescos de cola. Si los niños los consumen habitualmente, beberán menos agua y comerán menos fruta fresca. Tomarlos habitualmente puede estar relacionado con un aumento de peso y otras enfermedades, además de caries
- Zumos 100% fruta: envasados o naturales, exprimidos a partir de fruta fresca. Estos son menos perjudiciales. Aportan vitaminas y nutrientes de la fruta de la que provienen. Pero tampoco deben consumirse en exceso ni en lugar de la fruta fresca y entera, ya que han perdido gran parte de su fibra. Y además, las calorías líquidas siempre sacian menos que las sólidas, lo que contribuye a un mayor consumo y a aumentar el riesgo de sobrepeso
Debemos tomar conciencia de que una pieza de fruta o verdura no debe ser sustituida por ningún tipo de zumo, porque lo que estamos haciendo es aumentar la ingesta de azúcares desmesuradamente y acostumbrando a nuestros peques a no masticar y a un paladar basado en lo dulce. Lo único que conseguiremos será que no acepten otros sabores. No querrán opciones más saludables.
El 75% de los azucares que consumimos está presente en productos industriales, que a veces pensamos que no tienen azúcar y sí lo llevan. Es el llamado “azúcar oculto “.
El agua debe ser la principal bebida de un niño y la fruta debe ser siempre comida.
Un zumo nunca equivale a una pieza de fruta